El pie con sus 28 huesos, 55 articulaciones y multitud de ligamentos y
músculos es un órgano perfectamente adaptado para cumplir con las múltiples
exigencias de apoyo y locomoción, así como para la realización de movimientos
más complejos.
Funciones
dinámicas del pie
- Función
motora: Nos permite el impulso necesario para andar,
correr y
saltar
- Función
de equilibrio: A expensas de la articulación del tobillo, los huesos
metatarsianos
en el antepié y los ligamentos laterales que actúan a modo de
cinchas.
- Función
amortiguadora de las presiones: La pronación fisiológica de la articulación
subastragalina permite la amortiguación del impacto en la carrera.
Movimientos
del pie durante el ciclo de la marcha
El ciclo de la marcha es la
referencia básica en la descripción de la locomoción humana. Un ciclo es
el periodo de tiempo comprendido entre dos contactos del mismo talón. Comienza
cuando el talón contacta con el suelo y finaliza en el momento en el que el
mismo talón contacta en el paso siguiente.
El ciclo de la marcha se
divide en fase de apoyo, cuando al menos uno de los pies se encuentra en
contacto con el suelo, y fase aérea, de balanceo, o de oscilación cuando
el pie se encuentra en el aire. Cuanto más rápida sea la carrera menor será la fase
de apoyo y mayor la fase aérea. Cuando andamos siempre hay un pie en
contacto con el suelo, mientras que en la carrera de velocidad hay un momento
en el que ambos pies se encuentran en el aire.
Fase de
apoyo
1. Periodo de
contacto.
Comienza con el apoyo del talón y finaliza con el despegue del antepié,
en este momento la cadera está ligeramente flexionada, la rodilla casi
extendida y el pie invertido hacia su cara externa, teniendo que
soportar por un lado el peso de nuestro cuerpo multiplicado y por otro la
fuerza reactiva del suelo sobre el hueso calcáneo, que resiste gracias a
la disposición de sus trabéculas óseas.
La musculatura anterior de la pierna, principalmente el músculo tibial
anterior, tendrá que realizar una contracción excéntrica para ralentizar y
amortiguar la caída del pie sobre el suelo, resaltando el papel del astrágalo
como repartidor de presiones hacia los huesos del mediopié que se
encuentran por delante de él, escafoides, cuboides y las tres cuñas.
Durante todo el periodo de contacto la articulación del tobillo irá
rotando hacia el lado interno del pie –pronación- con la finalidad de
absorber el choque y adaptarse lo más eficazmente posible al terreno. Esta
amortiguación la realiza el hueso astrágalo combinando los movimientos
de adución y flexión plantar, movimientos hacia adentro y abajo.
Esta es una consideración extremadamente importante si tenemos en cuenta
que un corredor realiza aproximadamente 10.000 impactos por cada 10 Km
recorridos, absorbiendo más de 1.000 toneladas de presión.
Por tanto será de vital importancia el normalizar cualquier
desalineación o dismetría, ya que esto producirá un estrés a lo largo de todo
el aparato locomotor, miembro inferior, cadera, pelvis y columna vertebral.
Este movimiento del tobillo hacia dentro-pronación-,
arrastra a la Tibia y a la Rodilla hacia rotación interna y la flexión
de esta última que a su vez provocará un desplazamiento de la pelvis hacia
delante aumentando a su vez la curvatura de la columna lumbar-hiperlordosis-.
La flexión de la rodilla favorece la contracción del músculo cuadriceps
que interviene en la ayuda para amortiguar el impacto.
Por otra parte el descenso del arco del pie durante el apoyo sobre el
suelo favorece un mecanismo de retorno de energía principalmente en la
musculatura de la planta del pie que será liberada más tarde de forma elástica,
con efecto de resorte, para hacer más eficaz la carrera.
Al iniciarse el contacto del talón sobre el suelo el antepié se
encuentra supinado, hacia fuera, pero a medida que va adelantándose el
momento de apoyo éste se va pronando, hacia adentro, para terminar
despegando del suelo por el primer dedo.
2. Periodo de
apoyo completo o medio apoyo.
Comienza con el apoyo del antepié y finaliza cuando se levanta el
talón.
Durante este periodo el pie pasa de ser un adaptador móvil en el
periodo de contacto, para absorber el impacto, a una palanca rígida necesaria
para la propulsión o despegue del suelo. Este trabajo se ve favorecido por el
impulso que ejerce hacia delante la otra pierna, favorecida por el trabajo de
los músculos aductores.
Para que se produzca el cambio de apoyo desde talón a antepié es
necesario el bloqueo de los huesos del mediopié y para ello es necesaria una
fuerte contracción de los músculos y la acción de los ligamentos implicados en
esa tarea, principalmente la musculatura de la plantar del pie y la fascia
plantar, cuya inflamación es una de las lesiones más frecuente y difícil de
tratar, la conocida fascitis plantar.
3. Periodo
propulsivo.
Comienza en el momento en el que el talón se levanta y termina en
el despegue digital, aunque son muchas las acciones responsables de
producir el despegue del talón, el principal músculo implicado en esta
acción será el soleo y los gemelos. La fascia plantar fijará los metatarsianos
y dedos contra el suelo en un intento de tratar de agarrarse al mismo. Los
músculos peroneos situados en la cara lateral externa del pie actuan
como cinchas estabilizadoras al igual que el músculo tibial posterior que
discurre por la cara interna.
El despegue en condiciones normales se producirá por el primer
metatarsiano que tiene el doble de grosor que el resto y 4 veces más fuerza
para acometer este complicado trabajo, ayudado por dos huesos sesamoideos que hacen la función de pequeñas rótulas
para mejorar el brazo de palanca de los músculos que en ellos se insertan.
Un corredor velocista realizará toda la prueba apoyándose mayoritariamente
sobre las dos primeras cabezas metatarsales.
Fase de
balanceo
Comienza en el despegue de los dedos y termina en el contacto de talón.
La función primordial del pie y el tobillo durante esta fase es la de
permitir la suficiente flexión del antepié hacia arriba para superar el
suelo y colocar las articulaciones para amortiguar de forma más efectiva las
fuerzas de impacto en el siguiente contacto del talón.
El control neuromotor del movimiento en la fase de balanceo es
instintivo mientras que durante la fase de apoyo es el resultado del
aprendizaje.
La superación del suelo por parte del antepié se produce por la
flexión de la rodilla y la cadera y por la contracción concéntrica de la
musculatura del compartimiento anterior de la pierna, extensor común de los
dedos, extensor propio del primer dedo, peroneo anterior y tibial anterior.
En la carrera de velocidad los músculos gemelos, soleo, vasto externo
y glúteo mayor entre otros, se vuelven hiperactivos en un esfuerzo por
amortiguar más eficazmente al percibir el aumento de las fuerzas reactivas del
suelo.