En los últimos años la Podología ha avanzado de manera importante en el conocimiento de la biomecánica del pie y resto de aparato locomotor. Desde este blog pretendemos mostrar parte de esos avances, así como la solución mediante el uso de plantillas ortopédicas de algunas de las alteraciones más frecuentes.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Molde en carga controlada sobre espuma fenólica


Descripción de la técnica del molde en carga controlada:

-      El primer paso a lograr es la posición fisiológica del paciente, para ello invitamos al paciente a caminar sobre el lugar para que adopte la angulación con el plano sagital medio, ángulo de Fick, fisiológica del mismo. Angulación a respetar durante la realización del molde en carga controlada. 
 
   


  

-      En segundo lugar enseñamos al paciente a colocar el pie en posición corregida, en nuestro estudio recordamos que la corrección será la disminución de la pronación subtalar, de esta forma nos será mucho más fácil el realizar el molde de forma correcta, aunque nunca dejaremos al paciente que hunda el pie cómo le hemos enseñado sin nuestro control, siempre tendremos nuestras manos en contacto con el paciente, y controlando el hundimiento de su pie sobre la espuma.  



  

-      El siguiente paso es, con el pie en la angulación fisiológica, colocar la caja del molde de espuma fenólica en contacto con la cara externa del pie, sin perder esa angulación elevar el pie y situar el molde debajo, nunca se debe buscar el molde con el pie, de esta manera perderíamos la posición fisiológica del paciente.
 
   


  
-       Tras la correcta colocación del pie sobre la espuma fenólica llegamos al siguiente paso que es el hundimiento del pie sobre la misma. Esta maniobra, que debemos recordar se realiza en corrección, debe ser uniforme, es decir, se debe presionar a la vez con antepie, mediopie y retropie. Se lleva a cabo lentamente y con total control de la posición corregida del paciente, esto último lo lograremos con el control sobre la torsión tibial interna y de la pronación mediante el control de la articulación subastragalina. Por último realizaremos una fuerza sobre el dorso de los dedos para acabar el molde negativo de espuma fenólica. Anteriormente le hemos explicado al paciente que nunca debe hacer garra con los dedos porque nos deformará el molde negativo. 

  




PROS Y CONTRAS DE LA TÉCNICA

A su favor tenemos varios puntos:
  1. Técnica rápida.
  2. Fiel si se ejecuta correctamente.
  3. Proceso de realización limpio.

En su contra tenemos los siguientes puntos:
  1. No tenemos marcha atrás tras el posible error.
  2. Difícil ejecución en algunos tipos de pacientes como son niños pequeños, pacientes con alteraciones neurológicas, etc…


ERRORES DE TÉCNICA:

Pasamos a enumerar los errores más comúnmente detectados en la ejecución de este tipo de molde:
  1. No respetar posición fisiológica del paciente en estática.
  2. No explicar al paciente qué vamos a hacer y cómo.
  3. No practicarlo en suelo y sobre espuma fenólica con paciente en bipedestación normal.
  4. No “hundir” el pie a la vez y poco a poco, manteniendo la corrección.
  5. Hipercorregir mediante Rotación Tibial Externa.
  6. El paciente pierde el equilibrio por no darle estabilidad.








lunes, 4 de noviembre de 2013

Biomecánica del pie en la carrera


El pie con sus 28 huesos, 55 articulaciones y multitud de ligamentos y músculos es un órgano perfectamente adaptado para cumplir con las múltiples exigencias de apoyo y locomoción, así como para la realización de movimientos más complejos.

Funciones dinámicas del pie
- Función motora: Nos permite el impulso necesario para andar,
correr y saltar
- Función de equilibrio: A expensas de la articulación del tobillo, los huesos
metatarsianos en el antepié y los ligamentos laterales que actúan a modo de
cinchas.
- Función amortiguadora de las presiones: La pronación fisiológica de la articulación subastragalina permite la amortiguación del impacto en la carrera.

Movimientos del pie durante el ciclo de la marcha
El ciclo de la marcha es la referencia básica en la descripción de la locomoción humana. Un ciclo es el periodo de tiempo comprendido entre dos contactos del mismo talón. Comienza cuando el talón contacta con el suelo y finaliza en el momento en el que el mismo talón contacta en el paso siguiente.
El ciclo de la marcha se divide en fase de apoyo, cuando al menos uno de los pies se encuentra en contacto con el suelo, y fase aérea, de balanceo, o de oscilación cuando el pie se encuentra en el aire. Cuanto más rápida sea la carrera menor será la fase de apoyo y mayor la fase aérea. Cuando andamos siempre hay un pie en contacto con el suelo, mientras que en la carrera de velocidad hay un momento en el que ambos pies se encuentran en el aire.

Fase de apoyo

1. Periodo de contacto.

Comienza con el apoyo del talón y finaliza con el despegue del antepié, en este momento la cadera está ligeramente flexionada, la rodilla casi extendida y el pie invertido hacia su cara externa, teniendo que soportar por un lado el peso de nuestro cuerpo multiplicado y por otro la fuerza reactiva del suelo sobre el hueso calcáneo, que resiste gracias a la disposición de sus trabéculas óseas.


La musculatura anterior de la pierna, principalmente el músculo tibial anterior, tendrá que realizar una contracción excéntrica para ralentizar y amortiguar la caída del pie sobre el suelo, resaltando el papel del astrágalo como repartidor de presiones hacia los huesos del mediopié que se encuentran por delante de él, escafoides, cuboides y las tres cuñas.
 Durante todo el periodo de contacto la articulación del tobillo irá rotando hacia el lado interno del pie –pronación- con la finalidad de absorber el choque y adaptarse lo más eficazmente posible al terreno. Esta amortiguación la realiza el hueso astrágalo combinando los movimientos de adución y flexión plantar, movimientos hacia adentro y abajo.
Esta es una consideración extremadamente importante si tenemos en cuenta que un corredor realiza aproximadamente 10.000 impactos por cada 10 Km recorridos, absorbiendo más de 1.000 toneladas de presión.
Por tanto será de vital importancia el normalizar cualquier desalineación o dismetría, ya que esto producirá un estrés a lo largo de todo el aparato locomotor, miembro inferior, cadera,  pelvis y columna vertebral.
Este movimiento del tobillo hacia dentro-pronación-, arrastra a la Tibia y a la Rodilla hacia rotación interna y la flexión de esta última que a su vez provocará un desplazamiento de la pelvis hacia delante aumentando a su vez la curvatura de la columna lumbar-hiperlordosis-. La flexión de la rodilla favorece la contracción del músculo cuadriceps que interviene en la ayuda para amortiguar el impacto.
Por otra parte el descenso del arco del pie durante el apoyo sobre el suelo favorece un mecanismo de retorno de energía principalmente en la musculatura de la planta del pie que será liberada más tarde de forma elástica, con efecto de resorte, para hacer más eficaz la carrera.
Al iniciarse el contacto del talón sobre el suelo el antepié se encuentra supinado, hacia fuera, pero a medida que va adelantándose el momento de apoyo éste se va pronando, hacia adentro, para terminar despegando del suelo por el primer dedo.

2. Periodo de apoyo completo o medio apoyo.
Comienza con el apoyo del antepié y finaliza cuando se levanta el talón.


Durante este periodo el pie pasa de ser un adaptador móvil en el periodo de contacto, para absorber el impacto, a una palanca rígida necesaria para la propulsión o despegue del suelo. Este trabajo se ve favorecido por el impulso que ejerce hacia delante la otra pierna, favorecida por el trabajo de los músculos aductores.
Para que se produzca el cambio de apoyo desde talón a antepié es necesario el bloqueo de los huesos del mediopié y para ello es necesaria una fuerte contracción de los músculos y la acción de los ligamentos implicados en esa tarea, principalmente la musculatura de la plantar del pie y la fascia plantar, cuya inflamación es una de las lesiones más frecuente y difícil de tratar, la conocida fascitis plantar.

3. Periodo propulsivo.
Comienza en el momento en el que el talón se levanta y termina en el despegue digital, aunque son muchas las acciones responsables de producir el despegue del talón, el principal músculo implicado en esta acción será el soleo y los gemelos. La fascia plantar fijará los metatarsianos y dedos contra el suelo en un intento de tratar de agarrarse al mismo. Los músculos peroneos situados en la cara lateral externa del pie actuan como cinchas estabilizadoras al igual que el músculo tibial posterior que discurre por la cara interna.


El despegue en condiciones normales se producirá por el primer metatarsiano que tiene el doble de grosor que el resto y 4 veces más fuerza para acometer este complicado trabajo, ayudado por dos huesos sesamoideos  que hacen la función de pequeñas rótulas para mejorar el brazo de palanca de los músculos que en ellos se insertan.
Un corredor velocista realizará toda la prueba apoyándose mayoritariamente sobre las dos primeras cabezas metatarsales.

Fase de balanceo
Comienza en el despegue de los dedos y termina en el contacto de talón. La función primordial del pie y el tobillo durante esta fase es la de permitir la suficiente flexión del antepié hacia arriba para superar el suelo y colocar las articulaciones para amortiguar de forma más efectiva las fuerzas de impacto en el siguiente contacto del talón.
El control neuromotor del movimiento en la fase de balanceo es instintivo mientras que durante la fase de apoyo es el resultado del aprendizaje.
 La superación del suelo por parte del antepié se produce por la flexión de la rodilla y la cadera y por la contracción concéntrica de la musculatura del compartimiento anterior de la pierna, extensor común de los dedos, extensor propio del primer dedo, peroneo anterior y tibial anterior.
En la carrera de velocidad los músculos gemelos, soleo, vasto externo y glúteo mayor entre otros, se vuelven hiperactivos en un esfuerzo por amortiguar más eficazmente al percibir el aumento de las fuerzas reactivas del suelo.

La importancia de la biomecánica del pie


En los últimos años, la Podología ha avanzado de forma importante en el campo de la biomecánica del pie. Gracias a todos los estudios clínicos que se han efectuado, se ha podido comprobar que el pie es como el último extremo de la cadena osteomuscular de las extremidades inferiores. Su comportamiento, tanto en las actividades estáticas como dinámicas, influye en el resto de segmentos: tobillo, rodilla, cadera y columna. De ahí la importancia de nuestros pies a la hora de lograr el equilibrio en nuestro cuerpo. Basta que un sólo pie presente una alteración biomecánica para que las repercusiones se propaguen en cadena y afecten al resto del sistema osteomuscular.

El 80% de los problemas y dolores en el pie tiene un origen mecánico. Cada día sometemos el pie a miles de impactos repetitivos en nuestras actividades cotidianas. Es normal que aparezcan en nuestro pie y en la extremidad inferior dolores y molestias por sobreesfuerzo, sobrecarga o por aumento de la tensión mecánica de las estructuras.

La biomecánica es la disciplina científica que estudia el comportamiento mecánico humano a través de métodos de ingeniería. El podólogo es un profesional sanitario con preparación técnica en la biomecánica del pie y extremidad inferior y es el profesional indicado para la evaluación y tratamiento de las alteraciones de origen mecánico.

Un método de tratamiento de las alteraciones biomecánicas son las ortesis funcionales, que consisten en plantillas (Figura) efectuadas previo estudio biomecánico riguroso, cuyo objetivo es detectar y corregir la función anormal del pie durante la marcha o las actividades deportivas, aplicando los conocimientos en cinética y cinemática en el momento de llevar a cabo la exploración clínica. Por eso el estudio biomecánico reproduce la actividad diaria habitual del paciente, y se considera tanto la estática como la dinámica.




Para llevar a cabo una buena exploración que permita establecer un correcto diagnóstico y posteriormente aplicar el plan de tratamiento más adecuado, es necesaria la combinación de dos aspectos primordiales: por un lado, los conocimientos clínicos adquiridos gracias a la formación y a la experiencia, y por otro, los instrumentos de análisis a utilizar, , plataformas de presiones y fuerzas (Figura), inclinómetros digitales (Figura), videofilmación, etc, que permitan conseguir, con la máxima precisión, la detección de los puntos a tratar en cada tipología de paciente.