En los últimos años, la Podología ha avanzado de forma importante
en el campo de la biomecánica del pie. Gracias a todos los estudios clínicos
que se han efectuado, se ha podido comprobar que el pie es como el último extremo
de la cadena osteomuscular de las extremidades inferiores. Su comportamiento, tanto
en las actividades estáticas como dinámicas, influye en el resto de segmentos:
tobillo, rodilla, cadera y columna. De ahí la importancia de nuestros pies a la
hora de lograr el equilibrio en nuestro cuerpo. Basta que un sólo pie presente
una alteración biomecánica para que las repercusiones se propaguen en cadena y
afecten al resto del sistema osteomuscular.
El 80% de los problemas y dolores en el pie tiene un origen mecánico.
Cada día sometemos el pie a miles de impactos repetitivos en nuestras
actividades cotidianas. Es normal que aparezcan en nuestro pie y en la
extremidad inferior dolores y molestias por sobreesfuerzo, sobrecarga o por
aumento de la tensión mecánica de las estructuras.
La biomecánica es la disciplina científica que estudia el
comportamiento mecánico humano a través de métodos de ingeniería. El podólogo
es un profesional sanitario con preparación técnica en la biomecánica del pie y
extremidad inferior y es el profesional indicado para la evaluación y
tratamiento de las alteraciones de origen mecánico.
Un método de tratamiento de las alteraciones biomecánicas son las ortesis funcionales, que consisten en plantillas (Figura) efectuadas previo estudio biomecánico riguroso, cuyo objetivo es detectar y corregir la función anormal del pie durante la marcha o las actividades deportivas, aplicando los conocimientos en cinética y cinemática en el momento de llevar a cabo la exploración clínica. Por eso el estudio biomecánico reproduce la actividad diaria habitual del paciente, y se considera tanto la estática como la dinámica.
Para llevar a cabo una buena exploración que permita establecer un correcto diagnóstico y posteriormente aplicar el plan de tratamiento más adecuado, es necesaria la combinación de dos aspectos primordiales: por un lado, los conocimientos clínicos adquiridos gracias a la formación y a la experiencia, y por otro, los instrumentos de análisis a utilizar, , plataformas de presiones y fuerzas (Figura), inclinómetros digitales (Figura), videofilmación, etc, que permitan conseguir, con la máxima precisión, la detección de los puntos a tratar en cada tipología de paciente.