Correr es un
deporte de impacto. Cada vez que damos una zancada en nuestra carrera todo
nuestro cuerpo, pies, tobillos, miembros inferiores, columna vertebral, etc…,
sufre dicho impacto.
1.
Elegir un buen terreno para correr.
En cuanto al
terreno, el mejor, en lo que se refiere a absorción de impacto, es la tierra.
Las calles y aceras son terrenos duros y por lo tanto no absorben el impacto. En esta situación la importancia del calzado es fundamental.
La playa y la arena, constituye un terreno demasiado blando en donde se absorbe impacto sobremanera pero se pierde estabilidad y se aumenta la sobrecarga muscular, pudiéndose provocar lesiones tendinosas o articulares en tobillos y rodillas.
2.
Elegir las zapatillas adecuadas.
Las zapatillas
ideales tienen que ser capaces de amortiguar bien los impactos, proporcionar
estabilidad, sujeción y además adaptarse a la forma de correr.
Sucede muchas veces que en el transcurso del uso de un par de zapatillas, comienzan a aparecer molestias y a veces lesiones, por una mala elección de las mismas.
También debemos tener en cuenta la vida útil de las zapatillas. Pasado ese tiempo, el comportamiento de los materiales, no es el mismo.
Sucede muchas veces que en el transcurso del uso de un par de zapatillas, comienzan a aparecer molestias y a veces lesiones, por una mala elección de las mismas.
También debemos tener en cuenta la vida útil de las zapatillas. Pasado ese tiempo, el comportamiento de los materiales, no es el mismo.
3.
La pisada del corredor.
Hay tres tipos
de pisada:
Pronador:
La
característica del pie pronador consiste en una caida del pie hacia la
zona interna del mismo.
Cuando corremos se produce una pronación natural para amortiguar, es decir, el arco baja discretamente su altura, pero si esto es exagerado se entra en lo que conocemos como corredor pronador.
Un 50 % de los corredores, padece sobrepronación.
Cuando corremos se produce una pronación natural para amortiguar, es decir, el arco baja discretamente su altura, pero si esto es exagerado se entra en lo que conocemos como corredor pronador.
Un 50 % de los corredores, padece sobrepronación.
Neutro
Significa que
los pies no tienden a girar ni hacia el interior, ni hacia el exterior cuando se
corre.
El pie normal, es aquel cuyo apoyo comienza por la parte externa del talón, ejerciendo a continuación una discreta pronación por parte del mediopié y despegando el antepié entre el 1º y 2º metatarsiano.
Aproximadamente un 40% de los corredores, tienen pisada neutra.
El pie normal, es aquel cuyo apoyo comienza por la parte externa del talón, ejerciendo a continuación una discreta pronación por parte del mediopié y despegando el antepié entre el 1º y 2º metatarsiano.
Aproximadamente un 40% de los corredores, tienen pisada neutra.
Supinador
Entendemos
por supinación el efecto contrario a la pronación, es decir cuando hay una
ausencia o disminución del efecto pronatorio fisiológico, ofreciendo un apoyo
por la parte externa del pie.
Se trata de un pie muy estructurado y con poca movilidad con una bóveda plantar aumentada y el tobillo con inestabilidad exterior.
Se trata de un pie muy estructurado y con poca movilidad con una bóveda plantar aumentada y el tobillo con inestabilidad exterior.
Esta
alteración es poco frecuente, aproximadamente el 10% del total de corredores
son supinadores, y a menudo se confunde con el desgaste excesivo de la zona
externa del talón.
Los supinadores comprimen y desgastan sus zapatillas a todo lo largo de los bordes externos y no sólo en la zona del talón.
Los supinadores comprimen y desgastan sus zapatillas a todo lo largo de los bordes externos y no sólo en la zona del talón.
4.
Análisis de la pisada.
Muchas veces los
pies en posición estática pueden comportarse en forma totalmente distinta a
cuando están en movimiento al desplazarse durante la carrera.
Se dan los casos de que un par de perfectos pies normales en posición estática pueden transformarse en pies pronados durante la carrera.
Por lo tanto, la huella plantar únicamente nos da una primera aproximación de lo que puede esperarse del mismo pie en movimiento.
Se dan los casos de que un par de perfectos pies normales en posición estática pueden transformarse en pies pronados durante la carrera.
Por lo tanto, la huella plantar únicamente nos da una primera aproximación de lo que puede esperarse del mismo pie en movimiento.
De aquí la
importancia que la exploración de los pies de un atleta en movimiento, revisando
además su historial de lesiones y analizando a su vez los desgastes,
deformaciones y alteraciones del calzado deportivo usado, ya que las zapatillas
usadas muestran en forma fidedigna lo que le ocurre a los tobillos y los pies
del deportista durante la acción deportiva.
Al tomar en cuenta todos estos elementos, el diagnóstico acerca del tipo de pisada de cada atleta será más preciso.
Al tomar en cuenta todos estos elementos, el diagnóstico acerca del tipo de pisada de cada atleta será más preciso.
5.
Centros de análisis del movimiento.
Profesionales
de la Podología estudiamos la dinámica del corredor y elaboramos informes
conteniendo observaciones y conclusiones específicas para la corrección de las
alteraciones encontradas.
6.
Corrección en el calzado del corredor.
Existen
diferentes tipos de zapatillas para realizar la carrera. La gran mayoría son
neutras, pero también las hay reforzadas en sus materiales por la zona interna
para los pacientes pronadores, y por la zona externa para los supinadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario